Siempre que realiza una queja sobre un producto, servicio o noticia, es más fácil darle click a la ventana para saber que ocurre y porque los consumidores se han quejado, de tal manera que la noticia va de boca en boca, hasta acabar la reputación de una marca en minutos pero existen empresas que saben darle vuelta al asunto.
Philip Kotler, el “padre” del marketing, definió anti-marketing como “aquellas acciones encaminadas a disminuir el interés de los consumidores hacia un determinado producto o servicio”.
Suena extraño pero este tipo de marketing no se trata de renunciar, se trata de ir fuera de lo clásico pero hay que tener cuidado ya que mal gestionada puede traer consecuencias negativas y graves para la empresa.
Aquellos usuarios sumamente enfadados permiten que corran sus comentarios por toda la web si es necesario, capaces de crear sitios, blogs o grupos como Facebook para dar a conocer su descontento, llamados los famosos TROLLS, pero esta publicidad puede llegar a ser sumamente importante para obtener beneficios y el empuje que necesita tu marca, esto es cuando destacas las posibles soluciones que le puedes brindar a los consumidores. ¿Cómo hacer esto? Manejadas a través de una comunicación sutil y transparente, realiza una conversación la cual permita bajar los niveles de estrés y frustración del cliente, manejando el mismo tono de conversación. Por último se ofrece una recompensa la cual en su mayoría hará cambiar de parecer a los usuarios. Es una reconquista de usuarios, lo cual igual ayudara a encontrar fallos en la empresa. Por lo general la publicidad positiva viene de las propias empresas, mientras que la negativa de los consumidores, lo cual podemos transformar.
En el Black Friday del 2011, Patagonia, una marca de ropa deportiva, anunció en una página en The New York Times: “Don’t Buy This Jacket” (No compre esta chaqueta), pues la campaña “juzgaba” el exacerbado consumismo y enfocaba la sustentabilidad ambiental.
Doctor Martens, miró como cambiaba su imagen en muy poco tiempo, asociada inicialmente desde los años 60 a jóvenes activos y rebeldes, de repente y sin quererlo, empezaron a ser identificados con movimiento Skinhead. Tuvo que renunciar prácticamente a su icono, las famosas botas color rojo cereza, incorporando nuevos productos y materiales, así como línea de calzado infantil.
Dove rompió con los cánones publicitarios de productos de higiene y belleza, dejando de lado los cuerpos 10 y apostando por mujeres normales, reales, desmantelando la hipocresía de culto al cuerpo.